domingo, 31 de octubre de 2010

Y vamos...

El sábado 30 de octubre de 2010, a eso de media mañana, me llamó Marusela. Su marido, Alfonso, acababa de unirse al grupo de los que hemos recibido serios avisos de que la muerte llega en cualquier momento.

Alfonso había ido de Ferrol a Madrid para un curso de empresa. El miércoles cayó desmayado fulminantemente. Lo había tumbado un aneurisma en la aorta. Él ignoraba que lo tenía; nunca se había hecho una ecografía o un TAC que pudieran ponerlo de manifiesto. La pérdida de sangre fue importante, llegando a inundarle la pleura y dificultándole la respiración. Permanece en coma inducido en el Hospital Clínico de Madrid y los médicos aguardan que su respiración mejore.

Desde lo mío de finales de 2006 han caído Pilar (cáncer de mama) y María Jesús, en Madrid, y ahora Alfonso. Ellas se recuperaron, pero ya quedaron marcadas, como yo. Parece como si el cielo estuviera desplomándose sobre nuestras cabezas sin motivo aparente. Alfonso ha dejado de fumar hace muchos años, hace footing con frecuencia, sólo se toma dos cañas cada vez que quedamos a cenar, mantiene casi intacta la tableta estomacal de su juventud y está bien de peso. Pero tenía un aneurisma que decidió explotar un miércoles en Madrid.

¿Qué nos pasa? Cinco matrimonios que duran desde hace más de veinte años. Todos con hijos. Titulados universitarios los dos miembros de cada pareja. Situación económica desahogada (envidiable en los tiempos que corren). Excelente formación cultural. Vidas sin excesos... y nos asaltan las cosas más inesperadas, con las que no habíamos contado jamás a la edad que tenemos.

Alfonso, por los más de 35 años que hace que somos amigos, por tu mujer y tus hijos, porque no tiene gracia, por favor. Sal de ésta igual que los otros tres que te precedimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡A ver qué vas a decirme! Espero que me guste, porque si no ...