sábado, 13 de octubre de 2012

Un poco de sentidiño, por favor

Hace pocos días, un político español, realizando una demostración palpable del escaso nivel intelectual que caracteriza a la clase a la que pertenece, no tuvo mejor idea que soltar en público algo así como las leyes son como las mujeres; están para ser violadas. Ya pueden imaginarse la algarabía que se organizó; así que no voy a repetir aquí la sarta de lindezas que se profirieron en diversos foros contra el autor de tan contundentes palabras. Pero, puesto que éste es un blog bastante subversivo, permítanme que exponga otro punto de vista, que seguro que escandalizará a más de uno.

En primer lugar, me llama la atención que las protestas hicieran alusión, de forma casi exclusiva, al papel otorgado por el político a las mujeres. De eso deduzco, tal vez erróneamente, que violar leyes no es algo tan feo como violar mujeres. La verdad es que esta conclusión no me sorprende. En este país saltarse las leyes es algo tan natural que una buena parte de la población lo asume como perfectamente aceptable. No vayan a pensar que estoy comparando a las mujeres con las leyes. Lo único que pretendo es señalar que tan censurable es una violación como la otra. Es más, si me tocan mucho las narices, casi estoy dispuesto a afirmar que es más perseguible la referida a las leyes. A fin de cuentas, cuando uno se pasa una ley por el forro está perjudicando a varias personas, como mínimo, mientras que cuando uno viola a una mujer la perjudicada (mucho, por supuesto) es una sola. En otras palabras, esto nos retrotrae a la eterna comparación entre el bien común y el bien individual y a la consideración del valor que otorgamos a uno y a otro. Así que ruego a todos los protestantes de oficio que ejerzan mejor su profesión y que no dejen animaladas en el limbo sólo porque otras son más aparatosas.

En segundo lugar, estoy convencido de que el político en cuestión es imbécil. Pero también lo estoy de que no hizo nada que justifique la reclamación de dimisión (ya la presentó) o la exigencia de que lo destituyan. ¿O es que en este país no hay libertad de expresión? Seamos coherentes, por favor. Si ese individuo tiene que pagar por una frase improcedente, desafortunada, estúpida u ofensiva, ¿por qué no exigimos lo mismo para quienes hacen apología de Hitler o reclaman la independencia de Cataluña en una clara violación de la Constitución española? Libertad de expresión para todos o para nadie. Y yo particularmente soy partidario de la primera opción, aunque me parezca censurable lo que expresan otras personas.

Un matiz importante antes de seguir. Si quien hubiera pronunciado las palabras que menciono más arriba hubiera sido un juez (entre otras posibilidades), yo habría sido el primero en exigir su despido inmediato. Y es que el juez debe dictar sentencias en función de su propio criterio para interpretar las leyes. Si su criterio es el resumido en tales palabras, es evidente que el individuo no está capacitado para ejercer la magistratura. De nuevo en otras palabras, opino que sólo pueden exigirse responsabilidades por sus palabras a quienes las pronuncian en ejercicio de su cargo. No a quienes las sueltan sin guardar relación alguna con su puesto, como era el caso de ese político al que estamos crucificando.

En tercer lugar, me fastidia (cada vez más) que los medios de comunicación se arroguen un papel de educadores que nadie les ha otorgado. Y es que, al tiempo que la emprendían con el político, no perdían la menor oportunidad de sermonearnos acerca de la discriminación y la provocación que suponían sus palabras. Los políticos, incluidos los del partido al que pertenece el giliflautas, se apuntaron al carro a toda velocidad; pero eso ya no puede sorprender a nadie, porque nuestros políticos se encuentran en un estado permanente de caza del voto. Volviendo a los medios, ¿por qué no se preocupan de hacer bien su trabajo, que consiste en informar fielmente, y se abstienen de decirnos qué debemos pensar?

Por último, quiero señalar que todo esto es absurdo. Desafortunadamente, en este país se dicen muchas estupideces a lo largo del día, bastantes de ellas con mucha mayor trascendencia que la que nos ocupa. Si dedicamos nuestro tiempo a discutir sobre las mismas, o simplemente a comentarlas, estamos dejando de hacer otras cosas con mucho más interés. ¿Saben qué les digo? Que si yo fuera político o periodista no habría dedicado ni un segundo a comentar el incidente; mi dignidad no me permite rebajarme a hablar de una cosa tan tonta como la que ha llenado esta entrada.

2 comentarios:

  1. ESL:

    "o reclaman la independencia de Cataluña en una clara violación de la Constitución española?"

    Muy buena la frase sí señor. Esto es algo así como cuando te casas y el cura te dice "hasta que la muerte los separe", ¿no?

    Es decir, si la constitución dice que esos pobres individuos (por que no merecen otro calificativo) no pueden ser independientes, entonces ya, como dije, "hasta que la muerte nos separe"...

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    1. Es perfectamente posible que Cataluña sea independiente. De hecho, a mí, que rechazo los conceptos de patria, nación, bandera, himno y demás, me importa un bledo que los catalanes sean independientes o no.

      Lo que quería señalar (no me extendí en los detalles por no alargar más la entrada) es que, para que Cataluña pueda declararse independiente, hay que modificar la Constitución, lo cual también es perfectamente posible.

      Vamos, que para que uno pueda divorciarse, primero tiene que entrar en vigor una ley de divorcio. Hagamos las cosas bien, con sentidiño, por favor.

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