jueves, 2 de diciembre de 2010

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre...

... la crisis y no se atrevió a preguntar... o no lo entendió cuando se lo explicaron.

Tengo un amigo, AMO, culto, inteligente y con muchos conocimientos que ofrece una explicación a la crisis. Según él, el sistema capitalista es una mierda y está mal diseñado (el modelo es insostenible), y quienes lo mangonean son un partida de animales avariciosos completamente faltos de escrúpulos. Para AMO, la crisis no es más que el resultado inevitable de esta combinación de elementos nocivos, como también lo es que la paguen las clases más desfavorecidas (los poderosos no sólo no pierden, sino que incluso siguen ganando fortunas).

Comparto parte de su análisis y sus conclusiones, pero prefiero otra explicación, mucho más pedestre, como podrán comprobar si siguen leyendo hasta el final.

El primer y más importante culpable es la brutal ignorancia de un grupo de banqueros estadounidenses. Independientemente de cualquier otra consideración, carecen de los mínimos conocimientos elementales de economía y sociología para llevar a cabo correctamente su trabajo. En una equivocación de proporciones cósmicas, diseñaron unos productos bancarios que fueron conocidos más tarde como bonos basura o activos tóxicos. AMO está convencido de que lo hicieron por avaricia, por ser más inmensamente ricos de lo que ya lo eran. Probablemente es correcta su suposición. Pero eso no cuenta; no importan en absoluto sus motivaciones. El caso es que hicieron lo que hicieron por pura y solemne estupidez. Si tuvieran un mínimo de luces, jamás habrían jugado a aprendices de brujo con esos productos; las posibilidades de que los llevaran a un desastre absoluto eran muy gordas (eso no ocurrió por culpa de otro factor, que mencionaré más adelante). Quisieron hacer un puente para ganar más dinero y les salió un monolito vertical que no sirve para nada. Por pura, absoluta y estúpida ignorancia.

Hasta ahí el problema se podía haber quedado en Estados Unidos. Sí, habría repercusiones en otras partes, desde luego, pero aquéllas no serían ni la mitad de graves de lo que han resultado ser. La bola de nieve creció hasta donde lo hizo porque los banqueros europeos no quisieron ser menos estúpidos e ignorantes que sus colegas americanos. Compraron los productos envenenados y se quemaron. Cuando se dieron cuenta de lo que pasaba, ya era muy tarde. No sólo no crecía la economía (aunque algunos avispados siguieran haciéndose de oro), sino que los vientos del desastre arrasaban la ya existente.

El segundo factor decisivo fue la inconmovible estupidez de los políticos. Ciñámonos al caso español, que es el que nos interesa. Nuestros políticos no sólo no reaccionaron a tiempo cerrando bancos e incautándose de sus propiedades, sino que ayudaron a esas entidades a salir de la crisis. Los bancos recibieron ingentes fondos públicos (un premio a lo mal que lo habían hecho), que aquéllos utilizaron para cualquier cosa menos para ayudar a quienes la crisis había dejado más desprotegidos. Además, hicieron todo lo contrario de lo que recomienda cualquier manual elemental de economía: promovieron subvenciones a mansalva, aumentaron los impuestos a las clases menos pudientes (a los ricos, no), se lanzaron a obras públicas innecesarias... Nada de aumentar la presión fiscal a los más poderosos, de recortar los gastos de las autonomías, de perseguir a los defraudadores, de ayudar a las empresas pequeñas, de fomentar la creación de empresas innovadoras, de reducir la burocracia. En una demostración tras otra de estupidez supina, el gobierno no sólo no contuvo la crisis, sino que llevó a España al borde del abismo... del que pretende alejarnos congelando las pensiones o retrasando la edad de jubilación.

Finalmente, reconozcámoslo, el tercer factor somos nosotros, los propios ciudadanos (españoles, de nuevo). No admitimos nada que no sea el empleo fijo, esperamos que nos suban el sueldo todos los años, cogemos una baja laboral a la menor oportunidad, estamos encantados de prejubilarnos, disfrutamos de una enseñanza media patética (no vaya a ser que alguien estudie y luego tenga una idea), cambiamos de coche a la menor oportunidad, especulamos con la vivienda ("compro hoy por veinte millones de pesetas y vendo mañana por cuarenta"), jaleamos a los defraudadores y defraudamos nosotros mismos si creemos que no van a pillarnos, apoyamos a políticos y sindicatos impresentables... Conozco a un tipo de menos de treinta años, pequeño empresario con dinero, que utiliza la sanidad pública, circula por las carreteras españolas y lleva su hija a un colegio público que dice que lo de pagar impuestos es un robo. Y cuando le replicas que, si no pagas impuestos, no tienes esos servicios, te dice todo convencido que ya lo paga el estado dándole a la máquina de hacer billetes. Bien, ese chico es un poco ignorante, pero hay muchas personas que piensan como él.

Así que ya lo ven. Estamos donde estamos porque básicamente somos (banqueros, políticos y público en general) estúpidos e ignorantes. Aunque parezca mentira, nuestra estupidez y nuestra ignorancia superan a y son más perniciosas que la avaricia, la falta de ética, la insolidaridad y cualquier otro de los vicios a los que AMO recurre para explicar la crisis.

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